A los vientres henchidos,
de vida por venir:
¡Aborción del no nacido!
A los pechos lánguidos,
guarida gris de latidos autómatas:
¡Suicidio, corona del tedio!
A los cerebros afiebrados,
de rabia y descontento embriagados:
¡Homicidas medianoches, dulces días!
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